Crítica de CRIMSON PEAK (Guillermo del Toro, 2015): Jessica Chastain brilla, Guillermo del Toro decepciona

Crimson Peak
| 6,7 | Director: Guillermo del Toro Reparto: Mia Wasikowska, Tom Hiddleston, Jessica Chastain, Charlie Hunnam

El Laberinto del Fauno es una de mis películas favoritas (la séptima, para ser más exactos). No hace falta decir que esperaba Crimson Peak con ganas. Y me ha decepcionado.

El personaje protagonista, interpretado por Wasikowska -que nunca me ha terminado de decir nada-, se presentaba como uno de esos femeninos que anhelan ser consideradas más que mujer trofeo en una época en que ése era su principal cometido. Pero no. Edith Cushing es un personaje blando y aburrido. Una fleuma. Thomas Sharpe es aún más pringado pero hacia el final de la cinta solo quería una cosa; que lograra su objetivo. Su objetivo inicial, digo. El de cargarse a Edith y usar su dinero para sacar adelante un mansión en ruinas (tanto efecto especial creando algo tan espectacular para luego darle tan mal uso, ni lo de la nieve escarlata impresiona) y seguir la incestuosa relación con su hermana (lo sabía). Hubo un momento en que me temí lo peor; que el amor todo lo logra y que Thomas se arrepentiría y querría quedarse con ella. Cosa que pasa a medias (Sharp se enamora por vez primera de alguien que no sea su hermana y claro, se pone tonto), pero que no cuaja gracias a la razón por la que merece ver la película. La misma razón por la que quieres que gane Sharp en su intención primera (porque no es por él, que es un paquete y un moñas).

-¡¿Qué ha sido ese ruido, cariño?!

-Son los haters mi amor, son los haters

Jessica Chastain. La enorme Jessica Chastain. Lucille se carga a Thomas en un ataque de celos (y se queda a nada de hacer lo mismo con la pava de Edith). Ella es de lejos (muy, muy lejos) lo mejor de la película. Chastain consigue que su personaje tenga carisma des del minuto uno y da un giro de tuerca al típico personaje de hermana señorial sobre-posesiva y que odia a la "nueva esposa" hasta llegar al punto de dignificarlo y convertirlo en un personaje de terror. Y lo hace de la forma más sutil porque es una actriz inmensa. Ni siquiera le hace falta de "sonrisita de villana femme fatale". Simplemente contempla tranquila aquello que sabe que en algún momento destruirá. Y si no hubiese sido por el cliché de amigo de toda la vida que ama a la protagonista (Hunnam, te veo), lo habría logrado hasta el final. Pero mientras esa posibilidad se mantiene viva (y especialmente en esa maravillosa escena en que Edith pilla juntos a Lucille y Thomas y ellos no se cortan para nada) la película flota por encima de sus posibilidades. Incluso demostrando una y otra vez que vendieron humo cuando la trama es simplona y sin gancho, las pocas reservas que tienen los hermanos en revelarle su cruel destino a Edith es cautivadora, y lo habría sido aún más si la historia hubiese terminado en apropiada tragedia (apropiada porque cada vez que veía a Edith pensaba "¡muere, muere!" -es que me ha caído muy mal-). Pero no. Porque ¿quién ayuda a Edith también?

Los fantasmas. Uffff. Los fantasmas... son lo peor de la película. Técnicamente están super-currados pero... dan la pena. Mucha. Parecen zombies de The Walking Dead y no aportan mucho a la historia; están ahí simplemente para ser el blanco de risas no intencionadas. El terror más horrible suele venir de las crueldades de los seres humanos, no del golpe fácil de lo sobrenatural. Con Chastain (y el personaje de Hiddleston mientras se mantiene acorde al plan) la película parece controlar esta lección. Pero es el hype y las excesivas expectativas con todo lo demás -cofcof los fantasmas cofcof- lo que entierra a la película antes siquiera de empezar.